Morir en marea baja

He recordado el naufragio del HMS Serpent gracias a un artículo de Jesús Busto en su blog. Después, he ido al archivo y he escogido algunas fotos del lugar y el entorno donde yacen los 172 marineros muertos. Se trata del Cementerio de los Ingleses, en concreto el de Camariñas, ya que también los hay en San Sebastián, Elvas, Huelva, Denia, Málaga, Madrid, Bengkulu, Génova, Jerusalén, Kabul, etc, que los british esparcen su sangre (y la ajena) por todo el planeta.

El Serpent zarpó de Plymouth, en Inglaterra, un sábado 8 de noviembre de 1890. Es importante resañar que de ningún modo lo hizo un viernes, porque el viernes, para los anglosajones y los marineros británicos en especial, es un día que acarrea malos presagios. Aún así, de nada le sirvió. El Serpent se partió dos días después frente al cabo Vilán, en la Costa da Morte.

¿Qué ocurrió? La investigación oficial dijo que el desastre fue causado por un error de navegación y no voy yo a rebatir al Almirantazgo, desde luego, pero habiendo recordado un libro (*) que tengo en casa sobre los usos y costumbres de los marineros británicos, es posible imaginar que la superstición marinera adujera otros motivos. Por ejemplo, ¿estornudó alguien hacia babor antes de levar anclas? ¿había algún cura en el barco? El simple hecho de ver a un cura antes de zarpar daba mal fario, imaginaros llevar uno a bordo. O tal vez algún marinero no llevara el correspondiente puñadito de sal en el bolsillo, o volcara una fregona sobre la cubierta, o algún gato se colara a bordo, o alguien llevara su equipaje en una bolsa de viaje negra, o pronunciara la palabra cerdo, o el propio nombre del buque estuviera gafado.

De lo que casi estoy seguro es del naufragio del Serpent durante la marea baja. Y tengo dos buenos motivos. Shakespeare, describiendo la muerte de Falstaff a través de la señora Quickly, escribe:

Ha hecho un final y se ha ido mejor que ningún cristiano; justo entre las doce y la una, precisamente en el cambio de marea.

Y Charles Dickens, en su novela David Copperfield, pone en boca de un pescador lo siguiente:

En la costa la gente no se muere hasta que la marea no ha bajado del todo. Y tampoco se nace hasta que no sube, no se termina de nacer hasta la pleamar. Él se está yendo con la marea.

(*) Superstitions of sailors. Angelo S. Rappaport. Stanley Paul & co., Londres,1928

Comments

  1. Hola Willy,

    A parte de ser a través de ti como descubrí esta historia, por lo menos el 50% del artículo es tuyo.

    En la tarea de «investigación» descubrí también otras teorías sobre el naufragio, que espero que formen parte de un próximo texto, y así dar continuidad al tuyo.

    Un saludo,

    Jesús

    • ¡Cómo nos complementamos, Jesús!

      • No me puedo más que sorprender por que conozcas la existencia de Denia, en el tema de los naufragios.

        Según se escucha por mi zona, fué una catastrofe en toda regla, en plena tormenta, la gente de Denia, se lanzaba al agua a rescatar a los naufragos, y no pudieron sacar a nadie. En ese mismo punto, solo un puñado de personas, conocen el punto exacto donde se encuentra el navío. Entre ellos el padre de un amigo, pescador desde joven, dice que antes de morir, revelará el secreto.

        Como anecdota, esa playa se llama Punta negra, en honor al naufragio y es el mejor Point de derechas, en bastantes kilometros.
        Un saludo.